El acceso al yacimiento sólo es posible con reserva previa.
Lunes: cerrado.
De martes a sábado: 11:00 y 16:00 horas.
Domingo y festivos: 11:00 horas.
Lunes: cerrado.
De martes a domingo: 11:00 horas.
Festivos: 11:00 horas.
Lunes y domingo: cerrado.
De martes a sábado: 10:00 horas.
Festivos: 10:00 horas.
Tarifa general: 3 €.
Tarifa de grupos de más de 25 personas/escolares: 2 € por persona.
En Ubrique, la Ciudad Romana de Ocuri está localizada en la cima del Salto de la Mora, cerro calizo situado a un kilómetro del municipio. El lugar controla el paso natural hacia la Manga de Villaluenga, por un lado, y la salida hacia el sur de la sierra por otro. Integrado en el parque natural Sierra de Grazalema, presenta un sobresaliente nivel ambiental. Su estratégica posición, dominante en altura, sus sólidas murallas y la extensión que ocupa nos indican que debió ser un municipio prerromano (un oppidum) y romano de gran relevancia, hecho que queda igualmente demostrado por la monumentalidad de los restos arqueológicos que conserva.
El descubrimiento de este importante yacimiento se realizó a finales del siglo XVIII, gracias a la intuición del ubriqueño Juan Vegazo, que compró el terreno con objeto de comprobar si los restos que se veían en aquel cerro podrían compararse a los de la mismísima Pompeya. Vegazo, auténtico pionero de la arqueología de campo, excavó varias de las estructuras y dejó constancia escrita de sus descubrimientos, entre ellos dos magníficos epígrafes dedicados a los emperadores Antonino Pío y Commodo, que contenían el nombre de la ciudad, desconocida hasta ese momento.
Si bien recientes investigaciones han logrado fijar sus orígenes al menos en el siglo VI a.C., la inmensa mayoría de los restos emergidos corresponden a época romana, con un momento de máximo esplendor en el siglo II d.C. Extramuros de la ciudad, como dictaban las leyes sanitarias romanas, se encuentra la necrópolis y su monumento más importante: el Mausoleo, sin paralelos en Andalucía. En su interior se alojan una serie de nichos donde se depositaban las urnas con las cenizas de los difuntos, así como las ofrendas de los familiares y posiblemente estatuas.
Destaca también su muralla ciclópea, de origen ibérico, modificada en varias ocasiones. Se conservan lienzos hechos a “hueso” (sin mortero) y otros con sillares moldurados que podrían ser de época cartaginesa. En el siglo I ó II d.C. se modificó la entrada para darle un carácter monumental. Tras la muralla se pueden ver diferentes restos constructivos, como varias cisternas de gran capacidad de embalse, el foro con parte de sus “tabernae”, restos de viviendas, edificios públicos y, sobre todo, en la zona alta, unas impresionantes termas.
La ciudad romana de Ocuri debió estar integrada, en época altoimperial, en el “Conventus Iuridicus Gaditanus”, organismo administrativo perteneciente a la provincia imperial de la Bética.